Foto. Daniel Ávila |
Antes de salir de casa bajó mi abuelita a despedirnos y subió a mi hermana para que saludara a mi abuelito. Mientras eso sucedía mi mamá y yo nos alistábamos, me lavé los dientes y mi cara; en lo que mi mamá se peinaba bajaron mi abue y mi hermana y yo subí a saludar a mi abuelito quien me dio 25 pesos para gastar.
Foto. Daniel Ávila |
Alrededor de las 8:30 llegamos al punto indicado por el maestro, y a final de cuentas no llegó el autobús de la delegación. El maestro estaba bastante enojado por eso, pero tras llamadas con su celular se fue a conseguir un autobús que nos llevara, pero lo único que logró conseguir fue un microbús.
A la altura de Periférico nos equivocamos de calle y más arriba nos extraviamos un poco por transitar por otra calle que no era; pero aun así llegamos. Nos detuvimos en el segundo dinamo y lo primero que hicimos fue pasar al baño. Luego fuimos a buscar un espacio cerca del río para sentarnos. Una vez que lo encontramos dejamos las mochilas en una palapa y todos se fueron a mojar. Lo primero que yo hice fue tomarme una foto con mi mamá y mi hermana, luego metimos los pies en el agua que estaba muy muy fría, al grado de que los huesos me dolían de lo fría que estaba. Nos salimos y nos sentamos a injerir nuestros alimentos.
Más tarde, cuando mi mamá se fue con mi hermana al brincolín, yo me fui con una niña por el río a dar una vuelta; al regresar una niña nos dijo que si podíamos ir con ella y fuimos otra vez. Al momento de salir del agua me pegué con una piedra y se abrió mi dedo. Mi mamá me auxilió, fue por mis calcetines y me quedé con ella y mi hermana en el agua.
Después de un largo rato se acabó el tiempo y nos fuimos a cambiar para luego irnos al micro. Una vez que todos llegaron emprendimos camino hacia el Metro Constitución (de 1917) Nosotras nos bajamos a la altura de Reclusorio Oriente pues por ahí está mi casa.
Omar
Santiago Apolinar
Fue un paseo muy hermoso donde hay paz y tranquilidad,
empecemos por el principio. El autobús no llegó, así que el maestro consiguió un
microbús. El chofer o el conductor fue
muy buena gente pues nos llevó a Los Dinamos (claro, con su respectivo pago que llegó tras hablar con un enlace del programa ¡Préndete con tus derechos!)
Al llegar allá nos
acercamos a la ribera del río, que por cierto el agua estaba muy helada y aún
así muchos aguantaron el frío. Comimos y juagamos a saltar la cuerda y después
fuercitas. Luego fuimos a la cascada y más tarde nos regresamos. Gracias por el
paseo, lo pasamos muy bien.
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que padre que estos programas fomenten en los chavos otro tipo de distracciones en torno a su medio ambiente.
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