Miércoles 15 de junio de 2011. El partido de futbol entre los alumnos del taller de periodismo impartido en el centro comunitario Villa Cid, mmm, qué podremos decir, que fue entretenido, después de una buena pelea en el videojuego. Lamentablemente la increíble –mala- memoria de esta reportera causó no llegar a tiempo al taller y faltar a mi promesa de llegar temprano, pero en fin, de todas formas jugué –más mal que bien, pero jugué.
Con una pierna adolorida y los reflejos de un caracol, aún así y a la fuerza, mis compañeros de equipo me pusieron a porterear. Es seguro que no atajé ni un disparo, en cambio, me di unos golpes que dejarán huella o al menos un triste moretón.
Resignada de no poder porterear aproveché el cansancio de Saúl -Pérez Sánchez- e intercambiamos posiciones. Empecé a dizque jugar, pero no logré mas que quitarle el balón a un excelente jugador –cuyo nombre no recuerdo-, y eso me hizo sentir orgullosa a pesar de mi dotada torpeza; aunque jugué poco. Terminó el receso y regresamos a la clase a presumir nuestras hazañas y a oír la nueva tarea que habríamos de hacer.
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