Mercedes
Guerra
9/Dic/012. Hoy,
gracias a mi hermana –lo digo con ironía- me desperté de un sueño bien bonito
porque me estaba pateando. Tras 20 minutos subió mi mamá y nos dijo que nos
levantáramos porque nos íbamos a correr en derredor del Reclusorio Oriente.
¡Correr!
2010/12/correr-na-rua-ou-na-esteira-conheca-os.html
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Me levanté
con mucha flojera y me vestí con mucha lentitud, me tardé un montón porque no
quería ir. Pasé a saludar a mis abuelitos mientras me amarraba el cabello. Bajé
ya bien despierta y en eso recibí una orden de mi papá: “Ponte los tenis de la
secundaria”. Renegando subí de nuevo como si mis piernas le pidieran permiso
una a la otra para moverse. Bajé y le dije enojada ¡Ya! Mi papá me miró muy feo
y con voz firme me dijo: “Pues qué esperas, vámonos”.
Llegamos al
reclusorio y empezamos a estirarnos para luego comenzar a caminar lento. Ya calientitos
comenzamos a correr, paramos al momento de dar la vuelta para esperar a mi mamá
y hermana. Una vez que les vimos comenzamos la carrera nuevamente.
Para ese
momento me sentía muy cansada porque han pasado varios meses que no corría,
afortunadamente mi papá decidió esperarles. Llegaron y se subió a mi hermana en
los hombros y así corrió, yo me fui caminando con mi mamá. Íbamos platicando
cuando me preguntó con alegre sonrisa en su cara: “¿Te gustó?”, respondí
tajante, enojada y molesta: No.
Nos detuvimos
en un gimnasio de esos amarillos que proliferan por toda la ciudad. Estuvimos un
rato mientras mis papás y yo nos ejercitábamos y mi hermana jugaba. Obvio que
estábamos deshidratadas y pasamos a una tienda a comprar agua. Luego en casa
desayunamos entre familia. Como era todavía de mañana no metimos a bañar para
aprovechar el día porque saldríamos de casa…
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