Valeria Arias
El pasado martes 5 de Abril, los jóvenes del taller de periodismo comunitario que se imparte en el centro comunitario Mixcoatl, turno vespertino (a cargo del maestro Daniel Ávila), ubicado en calle Villa Franqueza esquina Tizoc, colonia Mixcoatl, organizamos una salida al Cerro de la Estrella.
Alrededor de las tres de la tarde salimos del centro comunitario y caminamos juntos hasta la calle Benito Juárez, por donde pasa el transporte que nos dejaría cerca del cerro. Para ese momento todos estuvimos listos para iniciar el recorrido.
Jesús, uno de los alumnos, era quien subía más rápido, mientras que Daniel (otro alumno), se quejaba de un fuerte dolor de cabeza y un cansancio inmenso.
Continuamos con el recorrido hasta llegar a la mitad del cerro y en eso Jesús tropezó y todos comenzamos a reírnos de la caída.
Seguimos caminando hasta que por fin pensamos que ya habíamos terminado el recorrido cuando nos detuvimos en una de las cuevas, ésta llamada Cueva del Diablo. Ahí, el maestro nos tomó una fotografía, momento en que nos dijo que todavía faltaba subir a la pirámide. Enseguida, todos nos quejamos pero no nos detuvimos y muy exitosamente logramos subir a la gran pirámide.
Estando ya arriba miramos todo a lo lejos, platicamos un rato, tomamos un poco de agua, y después el maestro nos dio la indicación de bajar para poder comer porque todos ya teníamos mucha hambre (jajajaja) Cuando ya íbamos hacia abajo vimos una banca y nos detuvimos a comer, platicar, reír, etcétera.
Cuando ya íbamos de regreso, Daniel (el alumno), Jesús y yo nos retrasamos un poco, y cuando buscamos al maestro a Vanessa a Mary y a Perla los perdimos de vista, puesto que no pusimos atención por ir jugando y en vez de dar la vuelta para seguir al grupo nos seguimos.
Mis compañeros que íbamos juntos ya estaban un poco espantados y yo sólo les dije que no se espantaran, que los íbamos a encontrar, pero no fue así.
Caminamos por una carretera hasta llegar a una gran avenida, después se me ocurrió que para regresarnos podíamos tomar un pesero que nos llevara al metro Constitución, lo abordamos y llegamos. Ahí tomamos otro pesero para ir a la casa.
El pesero nos dejó una calle atrás del centro comunitario Mixcoatl. Nos metimos para ver si alguien ya había llegado, y como no fue así, cada quien se fue a su casa.
En la siguiente clase que acudí al taller (después de semana santa) el maestro me dijo que no estaba molesto sino preocupado porque si el grupo llegó junto, junto tenía que regresar.
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