lunes, 8 de abril de 2013

Mi viaje a Nauzontla

Cristian Velazco

Enero 13/2013. El 19 de diciembre pasado viajé junto con mis papás a Nauzontla, Puebla, pueblo donde nació mi papá, municipio enclavado en la Sierra Norte o Sierra de Puebla. (http://www.elocal.gob.mx/work/templates/enciclo/puebla/Mpios/21101a.htm)

Llegamos a la terminal de autobuses oriente (TAPO) como a las 9:10 de la mañana, pero llegamos a sentarnos porque el autobús había salido diez minutos antes. Tuvimos que esperar el de las 10:00. A las 9:50 pasamos a la sala de espera solamente para escuchar “pasajeros con destino a…”; entonces comenzamos a formarnos en fila en la puerta uno para pasar al andén.

Caminamos hacia el autobús donde nos revisaban los boletos antes de subir, nos correspondieron los asientos 1, 2 y 3. Diez minutos después una persona, seguramente de la empresa de autobuses, nos grabó con una videocámara. Subió el operador y comenzamos el viaje.

Apenas se movía la unidad hacia a tras cuando en los monitores apareció una película: Rescatando al soldado Bryan, película que no vi, o por lo menos no le puse atención porque todo el camino me la pasé escuchando música.

Llegamos a la terminal del pueblo a las tres de la tarde, algo engarrotados y cansados después de tanto tiempo de camino. Recogimos nuestras maletas y salimos a esperar a mi tío Alex pues pasaría por nosotros. Media hora después llegó en su camioneta y nos enfilamos hacia la casa de mis abuelitos, para ese momento ya eran las 4:30 de la tarde.

Inmediatamente saludé a mis abuelitos con un fuerte abrazo, de repente ya mis primos estaban junto a mí: Jolín, Ari, Alex, David, Michel, Érica, Atzel y Lalo, nos saludamos. Como me sentía bastante cansado me subí a dormir a la cama de mi tío. Sorpresa que me llevé cuando desperté, eran las 10 de la noche y todos estaban cenando: mole con pollo, qué sabroso.

Al día siguiente me desperté a las siete de la mañana, bajé a desayunar pero sólo comí un plátano y que me salgo a entrenar futbol. Después de tres horas todos comenzaron a levantarse; mis primos, al darse cuenta de que no estaba le avisaron a mi mamá. A las once regresé a casa y luego luego mi mamá me preguntó dónde andaba, jugando, respondí. Allá no hay problemas de inseguridad, queridos lectores.

En la noche prendimos una fogata y asamos salchichas, la velada estuvo muy divertida. A las 12 de la noche nos metimos a dormir.

Por la mañana, todos salimos rumbo a Zapotitlan (Salinas), poblado que está bastante lejos pero es bonito. (http://www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/puebla/Mpios/21209a.htm). Allá visitamos el Manantial de la Huerta, estuvo muy refrescante. Regresamos a la casa como a las 10 de la noche; estábamos bastante cansados que llegamos a dormir. Al día siguiente muy temprano regresamos a la capital. Tres días maravillosos.