miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Villa

·         Se equivocó de estación

Noemí Alcántara, Luis Ángel Tepec y Cristian Velasco

Foto. Daniel Ávila
Sábado 1 de septiembre de 2012. La cita fue en el metro Constitución (de 1917) a las nueve de la mañana. Una vez que llegué al metro (quien escribe este párrafo), ya me esperaban el maestro y mis compañeros de otros grupos, ahora conozco sus nombres: Mimí (Noemí), Rubí, Lupita, Daniel, Cristian y Aída.
Cuando el reloj marcó las 9:15 (pues estábamos esperando a Mercedes, quien no llegó) nos fuimos rumbo a La Villa. Nos formamos para comprar los boletos, por cierto, había mucha gente; abordamos el último vagón y en Santa Anita transbordamos hacia Martín Carrera, y de ahí hacia la estación La Villa.

Una vez allá el maestro nos dividió en dos grupos y nos dio dos grabadoras a cada equipo: Equipo uno: Mimí, Lupita, Cristian y Daniel; equipo dos: Aída, Rubí y Luis Ángel. Cuando ya estábamos por equipo nos pusimos a entrevistar a las personas, las preguntas fueron: ¿De dónde viene? ¿Cada cuánto tiempo visita este lugar? ¿Cuál es el motivo de su visita? ¿La virgen le ha cumplido algún milagro? Entre otras. La gente estuvo muy dispuesta a contestar las preguntas, aunque hubo algunas personas que dijeron no tener tiempo.

Inclusive entrevistamos a unas monjitas que procedían de países diferentes: Brasil, Colombia y Cuba. Comentaron que nunca había visitado a la virgen y que tenían ganas de conocer La Villa porque siempre les habían platicado de ese lugar, “hasta que se nos hizo, nos encantó”, dijo una de ellas. También les preguntamos por qué se habían vuelto monjas, y una de ellas respondió, “porque quería formar una familia con dios”.
Terminamos de entrevistar alrededor del medio día mientras el sol caía a plomo, probablemente la temperatura era de unos 28 grados, y aún así caminamos con el maestro hacia la capilla en la cima del cerro, creo que todos estábamos cansados porque nos quedamos sentados en la escalera. Desde el mirador admiramos la ciudad y luego bajamos y pasamos a ver el cuadro de la virgen; más tardamos en llegar que lo que duró estar frente al cuadro.

El maestro nos había dicho que cuando termináramos de entrevistar iríamos a un parque que estaba cerca de la estación Ferrería, pero se equivocó de estación, nos teníamos que bajar en la estación Refinería. Abordamos el metro nuevamente con dirección a El Rosario para ir a la estación Refinería, pero terminamos en la plaza El Rosario porque ya el tiempo era limitado.
Una vez en la plaza pudimos almorzar en una banca junto a un lago artificial mientras unos compañeros disfrutaban un helado. Luego se nos hizo un poco tarde (unos 20 minutos) porque esos mismos compañeros se tardaron en la tienda de juegos “Recórcholis“.

El regreso fue de la misma manera que llegamos: De El Rosario hacia Martín Carrera, luego a Santa Anita y de ahí hacia Constitución. En Santa Anita, Aída intentó subir una escalera eléctrica en sentido contrario y se cayó, jajajajaja ¡qué divertido! Una vez en el metro éste estaba todo loco pues frenó violentamente, luego arrancó violentamente y todo mundo se zangoloteaba ¡qué divertido!
Una vez en el metro Constitución ya nos estaban esperando (familiares), y ahí se acabó nuestra aventura.